Un equipo del CSIC liderado por Josep María Bayona ha demostrado que el tratamiento de desinfección al que se someten las aguas residuales urbanas como tratamiento previo a su utilización para el riego, no genera subproductos cancerígenos clorados. Las aguas residuales antes de su vertido son sometidas a un tratamiento encaminado a minimizar su impacto en el medioambiente. Si se pretende utilizarlas para el riego es necesario, además, desinfectarlas, ya sea con la adición de cloro o con la exposición a radiacion ultravioleta. El estudio se ha realizado en tres plantas de depuración en explotación. Los niveles medidos de trihalometanos son inferiores a los permitidos en el agua potable. Se cree que estos valores, inferiores a los esperados, se deben a la presencia de amonio en las aguas residuales. Este resultado desaconseja la eliminación del amonio en aquellas aguas destinadas a ser desinfectadas.